Muchas personas tienen por objetivo aprender a controlar sus emociones, manejarlas y que éstas no los afecten para tomar decisiones o para poder expresar cosas que quieren; y hay quienes piden no sentirlas, pero ¿qué tanto podemos influir en ellas?
Cuando hablamos de regulación emocional nos referimos a que las personas tienen la capacidad de intervenir en las emociones que ellos y otros experimentan, además, se puede ver reflejado en las personas en: cuándo y cómo las experimentan así como la manera en que las expresan.
Es importante notar como el sentir no podemos evitarlo, las emociones existen, son parte de nuestra genética y por supuesto tiene una función. Muchos de nosotros tuvimos una educación represiva respecto a nuestras emociones, no se nos permitía estar enojados, tristes, frustrados, etc. se nos imponía el tener que estar “bien”, el fingir o el invalidar lo que sentíamos haciéndonos pensar que la situación y nuestras emociones no eran tan importantes, o que nos teníamos que sentir de otra manera. Todo esto influye en cómo vamos identificando y clasificando nuestras emociones y también puede permear el ya no poder reconocerlas o no saber para qué están ahí.
Entonces, nuestras emociones tienen una función, nos comunican cosas acerca de lo que estamos viviendo y no hay por qué no sentirlas, lo que es cierto, es que estas emociones pueden aumentar si nosotros las contaminamos con nuestros pensamientos, las interpretaciones o creencias que tengamos respecto a determinadasituación o la emoción que estemos experimentando.
Por ello, se vuelve importante averiguar cómo contamino mis emociones y qué hace que se vuelvan más intensas, ya que la dificultad para regular emociones se encuentra relacionada con trastornos mentales, abuso de sustancias, así como los comportamientos impulsivos y desadaptados, por lo que se vuelve importante el trabajo emocional.
Otro elemento importante de la regulación emocional es la motivación, la cual sirve para alcanzar metas y tiene una adaptación tanto biológica como social. Por eso es que se vuelve importante hacia dónde queremos dirigir nuestras vidas y qué valores lasvan a construir.
Esto puede favorecer el aceptar y comprender las emociones que experimentamos ya que nos dará información acerca de si estamos en el camino que nos conducirá a eso que queremos o hace falta hacer cosas que nos acerquen a él.
La aceptación de nuestras emociones, el identificarlas, nombrarlas, reconocerlas y expresarlas puede ayudarnos a tener un mejor manejo de ellas para que no sean un obstáculo en nuestras relaciones afectivas o en nuestras metas. El aprender a regular nuestras emociones es un constante trabajo en nosotros mismos.