Cuando hablamos de duelo, lo primero que se nos viene a la mente es la pérdida de un ser querido, pocas veces lo asociamos a otros aspectos como la pérdida de un trabajo, una casa, de actividades que usualmente realizamos, nuestras festividades, pareja, matrimonios, amigos, la escuela, entre otras situaciones.
En tiempos de pandemia se ha prolongado la sensación de no poder expresar lo que sentimos, como un “nudo en la garganta”. Quizá porque observamos que los otros tampoco la están pasando bien; prendemos el televisor y notamos las cifras de contagios y defunciones, notamos como algunos van perdiendo el sustento que les permitía llevar cosas a casa, el cierre de negocios, la desesperación de los que han hecho de todo para continuar con sus vidas y la de su familia, hacer lo imposible por conseguir alimento, medicamentos, comenzamos a aceptar una nueva realidad que un día llegó y que aún siguen presentes las esperanzas de poder regresar a lo que anteriormente teníamos o lo que nos queda.
Cuando enfrentamos un duelo, muchas personas nos dicen que tengamos resignación o encontremos consuelo, lo que muchas veces no se contempla es que el dolor por un duelo no es solo por la ausencia de la persona, situación u objeto, sino que involucra lo que con él se ha ido (ilusiones, sueños, metas, emociones, recuerdos, momentos y en algunos casos, el sentido de vida).
Por eso es importante comprender el proceso de duelo y saber que es un camino por el que vamos a transitar, es cierto que en algún momento, esto también pasará, pero no significa que la única meta sea el olvido, más bien habremos de asimilarlo, adaptarnos y aceptarlo, estos son procesos que también se debemos vivir.
Otro aspecto que podemos considerar es que el duelo es subjetivo, eso quiere decir que cada persona tendrá una forma diferente de entenderlo y vivirlo por lo que no hay un solo camino, cada duelo es diferente. A pesar de eso, hay indicadores que podemos tener en cuenta para saber si necesitamos apoyo de otras personas o profesionales de la salud mental para que nos apoyen a transitarlo.
En primer lugar será identificar el impactado en nuestra vida cotidiana, si notas que es más complicado realizar las cosas que habitualmente hacías o que incluso las has dejado de hacer, procura que no sea por un tiempo prolongado, si pasan las semanas y esto no cambia, será un indicador para contemplar el solicitar apoyo.
En segundo lugar, identifica tus emociones y nota si hay variaciones, es decir, que logras experimentar diferentes emociones en tu día a día, si esto no ocurre o solo predomina una emoción, como la tristeza y es muy intensa a pesar de que pase el tiempo, entonces será otro indicador.
Si tienes un padecimiento crónico, es importante darle seguimiento a cualquier síntoma, si no padeces alguna enfermedad pero comienzas a notar síntomas, procura hacerte alguna revisión y monitoréalo constantemente.
El contacto que tengas con otras personas será otro aspecto a contemplar, puede ser que por algún tiempo no los veas o prefieras estar a solas, pero si notas que empiezas a evitarlos de manera intencionada y ocurre de manera frecuente (varias veces en la semana), considera solicitar apoyo con un profesional de la salud mental.
Por último y muy importante, si notas que por tu mente pasan pensamientos sobre el suicidio o autolesionarte, este será el indicador más relevante para considerar solicitar apoyo. En el centro Psicológico cognitivo conductual, trabajamos para tu bienestar, por lo que puedes contactarnos y nosotros te acompañaremos a transitar por este proceso.