Cambiar cualquier conducta problemática o hábito nocivo tiene su grado de dificultad, no sólo tiene que ver la “voluntad” o el “deseo de hacerlo”, éstas son condiciones necesarias, pero no suficientes. Este problema se vuelve más complejo cuando de drogas se trata, dejar de consumir cualquier droga no es fácil a pesar de que el hacerlo haya causado problemas en nuestra vida o incluso aunque sepamos las consecuencias que a largo plazo nos pueda ocasionar.
Una droga psicoactiva (alcohol, mariguana, cocaína, éxtasis, etc) genera cambios casi inmediatos en nuestro sistema nervioso central, por lo que al ingerirla experimentamos sus efectos placenteros en cuestión incluso de segundos, no necesitamos esperar, es fácil acceder a esa experiencia placentera ¿No es eso atractivo?, ¡por supuesto!, nuestra mente está diseñada para pensar y actuar en función al corto plazo, requiere de entrenamiento, aprendizaje y maduración para pensar y actuar en función al largo plazo.
Otro aspecto importante, es que las drogas psicoactivas tienen la capacidad de generar dependencia en nuestro cuerpo, una vez que esto sucede es todavía más difícil dejarlo, pues ya no consumimos por experimentar lo positivo sino para evitar los efectos negativos que produce la abstinencia y los cuales son muy intensos y difíciles de tolerar.
Por otro lado, cada persona que consume obtiene algo al hacerlo, por ejemplo, unas personas solo cuando consumen pueden hablar con otras personas y ser más sociables, otras sólo así pueden expresar sus emociones, mostrar su afecto, relajarse, divertirse, pasarla bien, desahogarse, algunas solo así pueden manejar su tristeza, enojo, frustración, olvidar sus penas, etc., aunque sea por solo un instante de sus vidas, aunque sea en el corto plazo, entonces ¿si no he desarrollado otras formas de obtener lo mismo sin consumir? ¿Qué voy a hacer si lo dejo?, perderé todo eso.
Hasta aquí nos hemos dado cuenta que cambiar una conducta por muy dañina que esta sea no es fácil y más aún cuando se trata del consumo de drogas, no sólo se necesita querer cambiar, ya que se generan cambios a nivel sistema nervioso y también porque obtenemos beneficios personales de forma rápida y a veces irreemplazable.
Pero, aquí aplica el dicho de “es difícil pero no imposible” siempre y cuando partamos de esta realidad, en próximos artículos daremos algunas sugerencias que nos pueden ayudar en este proceso de cambio que es necesariamente paso a paso y sin fórmulas mágicas.